En estos tiempos de confinamiento, de no poder y no deber salir de casa. En estos tiempos de virus, de mascarillas, de rostros tapados y de sonrisas ocultas. En estos tiempos de abrazos prohibidos, de distancias impuestas, de individualismo forzoso y forzado… es en estos tiempos y en estos momentos, cuando llega a mi mente una avalancha de recuerdos de otros momentos… de viajes vividos y compartidos, reídos y disfrutados junto a amigos, familia y esa gente que se cruzó en mi camino en uno u otro lugar del mundo, y que por uno u otro motivo, también forman parte de mi viaje, de mi vivencia y de mi aventura.

Salamandra Viajera

Siento ahora la necesidad de compartir y revivir todos aquellos viajes y los que se sucedan próximamente…

Dicen que todos tenemos un lugar en el mundo. Un lugar en el que uno siente que ha llegado a su destino, en el que se siente en casa y en paz. Ese sentimiento lo tuve la primera vez que viajé a Marruecos. Es curioso que uno llegue por azar a un lugar, a una tierra, a unas gentes y tenga la certeza de haber encontrado una especie de hogar y de familia que, aunque nada tiene que ver con tus raíces, te llama poderosamente y te hace volver una y otra vez.

Salamandra Viajera

Voy a intentar revivir mis viajes a Marruecos en este blog, aunque no va a ser de forma cronológica (creo que tampoco es demasiado importante) sino tal y como los lugares vayan pidiendo un lugar en mi cuaderno. El primero en contar, será el penúltimo que viví, ya que era un sueño para mi compañero de viaje pisar Marruecos y además queríamos ir juntos para disfrutar todos los lugares que tantas veces le había descrito y contado. Así pues, hicimos las maletas un día de Junio y nos montamos en el avión rumbo a Marrakech.

Salamandra Viajera

En todos mis viajes a Marruecos me invade una especie de nostalgia antes de que llegue el día de la partida, porque ya lo echo de menos antes de cruzar la frontera de vuelta a España.

Marrakech

La llegada a Marrakech es caótica, emocionante, inquietante y siempre...

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